LA TUMBA DEL VIEJO SEÑOR DE SIPAN

 
     
 

      Esta tumba fue localizada a seis metros de profundidad, cuando los arqueólogos trataban de definir la construcción más antigua de la plataforma.

      En una sencilla fosa de 3 x 2 mts. Se descubrió un fardo funerario originalmente envuelto por mantas de algodón. Al igual que el primer Señor descubierto, el cuerpo ubicado al centro estaba rodeado de todas sus pertenencias, ornamentos, emblemas y atuendos, cuya variedad, características y riqueza, revelaron la misma jerarquía de quien probablemente fue su sucesor en unas dos o tres generaciones. Muchos ornamentos y emblemas de mando resultaban así semejantes reflejando claramente igual rango, otros indican importantes cambios culturales. En este contexto se volvían a encontrar tres juegos de collares en oro y tres en plata. El más impresionante (que reposaba sobre el pecho en la primera capa de envoltorios), representa un conjunto de 10 arañas de oro, cada una de ellas resulta una obra maestra, lograda mediante el ensamblaje de varias piezas metálicas. El cuerpo del animal reposa al centro de su telaraña confeccionada mediante alambres.

      Visto desde otro lado, el vientre de cada araña lleva el rostro hierático de un personaje. En el reverso de la pieza biconvexa se aprecia un enigmático relieve representando tres serpientes erizadas con cabeza de ave alternadas con aspas girando en una helicoidal hacia la derecha, la probable deidad del viento y del agua en movimiento, el principio de la vida.

      Otros dos collares formados también por 10 unidades, fueron ubicados cerca del cuerpo. Uno de ellos representa los feroces rostros de puma o jaguar con una dentadura de concha. En su reverso tiene otra helicoidal.

      Curiosamente, en ambos casos, los diseños figurativos serían visibles al espectador y los simbólicos sólo reconocibles por el usuario. El Tercer collar de oro corresponde a representaciones realistas del rostro adusto y magro de un anciano. Como contraparte bimetálica se encontraron también tres collares de cabezas de plata representando el rostro diferente de un hombre joven, otros con un personaje dentado y el tercer conjunto a una deidad humana con colmillos y ojos de felino.

      Originalmente el cuerpo de este antiguo Señor estuvo cubierto por una máscara funeraria de cobre dorado en tamaño natural que carecía de uno de los ojos y llevaba alrededor del cuello cinco cabezas de búho. Sobre el pecho reposaba un conjunto de piezas de cobre dorado y plata formando pectorales sucesivos y ocho volutas dirigidas a la derecha e izquierda que representaban los tentáculos de un impresionante pulpo mítico. Probablemente el animal vinculado al viaje de las almas por el fondo del mar.

      Entre los más llamativos emblemas o imágenes de culto de esta tumba se encontró la representación de cobre dorado de un ser mítico con cuerpo de hombre, cara y garras de felino que debió constituir una de las deidades más importantes. Su rostro feroz, armado con dientes de concha, lleva sobre la frente y la cabeza tres serpientes bicéfalas: la primera con cabezas de un pez, una segunda con cabezas de ave y finalmente la gran serpiente felínica asociada a la vía láctea y al cielo. Simbolizando este conjunto: el mar, la tierra y el firmamento; las tres instancias del universo Mochica, sobre las cuales reinaba este dios.

      Otra deidad de tamaño y función parecida representa un hombre cangrejo, el dios del Mar que frecuentemente se le representa en mítica lucha con el dios felínico.

      Otros emblemas consisten en estandartes con la deidad de brazos extendidos semejantes a los encontrados en la primera tumba.

      Entre las pertenencias de este Señor se recuperaron hasta 10 sonajeros de oro en la imagen del “Ai-Apaec” o “Decapitador”, otros  10 semejantes en plata, otros más sencillos en cobre dorado, un protector coxal de oro. Varios otros pequeños en plata y sorprendentemente hasta 10 narigueras elaboradas combinando oro y plata, cada una de ellas es un verdadero compendio de técnicas orfebres y los diseños presentan variadas simbologías. Entre éstas se encuentran sin duda el más bellos de los ornamentos del dignatario que representa en una escultura miniaturista de oro y plata la imagen de un soberano con sus armas de combate, una túnica de placas de turquesa cubriendo el cuerpo y una impresionante corona figurada como un búho  con las alas sobredimensionadas y abiertas cuya imitación de plumas vibran al movimiento. Este maravilloso ornamento debió cubrir parte del rostro del Señor en las ocasiones más especiales y en su muerte.

      Dos juegos de orejeras discoidales con colgajos en oro y plata, completaban también sus ornamentos. Durante el ritual funerario se colocaron sobre el pecho y extremidades hasta 4 pectorales de piezas labradas en concha y caracoles, representando triángulos con esferas a manera de imágenes radiantes, peces o diseños geométricos. El más llamativo constituye una magistral artesanía con diseños del pez-gato, animal vinculado a la fertilidad que trae al desierto el agua de los ríos andinos.

      Un cetro-cuchillo de oro y otro de plata formaban también parte de sus emblemas de mando, al igual que indumentarias militares y armas. Diez lanzas metálicas estaban hacia el lado derecho del envoltorio funerario y otras armas intencionalmente destruidas a los pies, quizás sus trofeos de combate.

      Las Tumbas reales descubiertas en Sipán, concebidas como moradas eternas de los hombres que regían una sociedad completa y jerarquizada, nos  traen al mundo de hoy todo el misterio, magnificencia, concepción religiosa y sabiduría de las antiguas culturas americanas.

 

 

Restos de  fibra vegetal a nivel superficial del envoltorio del fardo funerario

Máscara funeraria con collares de plata y pectoral radiante

 

 

Esplendido collar que representa 10 arañas de oro

 

Diez cabezas felínicas de oro con dentadura de concha integraban uno de los tres juegos de collares del Viejo Señor

Diez cabezas felínicas de oro con dentadura de concha integraban uno de los tres juegos de collares del Viejo Señor

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